sábado, 22 de noviembre de 2014
Desafecto al régimen
El llamado “procés” nos ha llevado a la caída por un largo, oscuro y profundo tobogán hacía los tiempos más aciagos de la historia. El “procés” es inequívocamente un régimen. Con su escenografía, sus ritos y, cómo no, su ética política.
Poco a poco van desvelándose las bases morales sobre las cuales se sustenta ese régimen de tintes totalitarios, que no deja ningún ámbito social sin contaminar. El independentismo, otrora llamado nacionalismo, está presente en todas las esferas de la sociedad sin excepción, recodándonos constantemente que está ahí y nos vigila.
Vivimos aquelarres como el del día de San Esteban de 2013 en el Palau de la Música, donde un acto cultural se convirtió en una apoteosis independentista. Otro ejemplo son los partidos en el Camp Nou en los que, en el minuto 17:14, inexorablemente se repite la salmodia monocorde del canto de la “independència”.
Pero recientemente nos han brindado un excelente ejemplo de cuál será, en esa futura Arcadia independentista, el trato a todos aquellos que discrepen o, sencillamente, no se sometan de forma sumisa a los dictados del pensamiento único nacionalista.
La Universidad de Girona sometió a votación, el día 6 de noviembre, la retirada del título de doctora 'honoris causa' a Encarna Roca (magistrada del Tribunal Constitucional, insigne catedrática de Derecho Civil y la más eminente jurista del Derecho Civil catalán) por haber votado a favor de la suspensión de la consulta independentista del 9 de noviembre.
La solicitud de retirada del título fue presentada por 77 personas entre profesores, estudiantes y personal universitario. Finalmente la petición fue desestimada por sólo 100 votos en contra, frente a 42 a favor, 14 votos en blanco y un voto nulo.
Lo sorprendente no sólo fue que se sometiera a votación, ni que obtuviera el voto favorable de prácticamente de un tercio del claustro gerundense, sino el silencio de la sociedad catalana. El silencio ominoso de las Universidades catalanas, de Colegios de Abogados y de la judicatura en general, salvo 300 juristas que clandestinamente firmaron en internet un manifiesto de rechazo. ¿Dónde estuvo su colega Carlos Viver Pi-Sunyer, catedrático, ex magistrado del TC y catalán, como Encarna Roca, que no denunció esa ignominia? ¿Dónde estuvo Artur Mas?
Obviamente el objeto de someter ese despropósito en la casa de la sabiduría y la razón como es una Universidad no era otro que señalar y someter al escarnio público al disidente, al que se atreve a no actuar de acuerdo con el mandato imperativo del nacionalismo.
Ante esta realidad, queda claro que la Cataluña de Artur Mas, Oriol Junqueras, Carme Forcadell y Muriel Casals ha recuperado la figura franquista del “desafecto al régimen”. Aquél personaje cuyo único derecho es vivir como alma en pena en una sociedad que lo margina y lo menosprecia.
El “procés” iniciado por Artur Mas no es ni pacífico ni democrático, como a él le gusta calificarlo. Está lleno de violencia moral, odio y coacción y el caso de Encarna Roca es la prueba del nueve de qué le ocurre a quien no se somete a los dictados nacionalistas: sólo le espera la muerte civil. Es un fantástico aviso para navegantes. La Universidad de Girona hizo el trabajo sucio del independentismo. Dejó recado de qué le ocurre al que disiente, al desafecto al régimen.
Publicado en ABC el 17/11/2014